En el cielo, hubo un día muy especial porque en ese firmamento nacieron muchas estrellas, una de ellas se llamaba Estrillín.
Estrellin nació con una discapacidad que era que no tenía suficiente fuerza para brillar. Era muy pequeña, alegre y muy amable.
Ls otras estrellas siempre se reían de Estrillín aunque a ella no le importaba mucho.
Un día, Estrellín vio a una cometa triste en el cielo que estaba llorando, y Estrellín se acercó a la cometa y le preguntó:
– ¿Qué te pasa?
– Me he perdido en el firmamento y no sé cómo volver con mis padres –dijo la cometa.
-¿Dónde están tus padres?
La cometa le contestó:
-Creo que mis padres estarán en el norte del cielo.
Estrellín gritó:
– ¡Pues vamos a llevarte a ti con tus padres!
Estrellín y la cometa fueron a buscarlos guiados por un mapa.
– Mira cometa, ahora estamos en el sur, para llegar hasta el norte tenemos que ir para adelante.
La cometa dijo:
– ¡Vale!
A veces descansaban en una planeta para echar una siesta, etc, pero tardaron unas 6 horas en llegar al norte.
Estrellín dijo:
– Ahora estamos en el norte y tenemos que buscar a tus padres.
– Mis padres me echarán de menos –dijo la cometa preocupada.
Estrellín acariciándole le dijo:
– No pasa nada, yo ya me ocuparé de esto.
Ellos buscaron y buscaron, pero no les encontraron en su casa, ni en el parque, ni en ningún sitio.
La cometa lloriqueando dijo:
– No voy a encontrar nunca a mis padres.
Estrellín pensaba como solucionar el problema, se oyó una voz misteriosa que decía:
– Los padres de la cometa estarán en la luna, que es el lugar que más les gusta a las cometas.
Estrellín dijo contento:
– Ahora iremos a la luna.
La cometa dijo alegre:
– ¡Esta vez si que encontraré a mis padres!
Al llegar a la una, oyeron cómo alguien estaba llamando. La cometa se fue corriendo:
– ¡Mamá, papá estáis aquí, os echaba mucho de menos!
Los padres dijeron:
– ¡Cometa, está aquí! Nosotros también te echábamos muchos de menos!
Estrellín dijo:
– Ya no te pierdas más en el cielo, que es muy grande.
– Gracias por haber traído a nuestra hija –dijeron los padres.
– De nada, me tengo que ir ya ¡adiós! –dijo la estrella.
– ¡Adiós, hasta pronto!
Pero Estrellín empezó a sentir algo especial, ¡que poco a poco comenzaba a brillas y a brillar! “Es increíble” –Pensó Estrellín.
Entonces, las cometas se dieron la mano.
– Mira, de recompensa por habernos traído a nuestra hija y para que no nos olvides, siempre señalarás al norte.
Desde ese momento, tenemos en el cielo a Estrellín señalando siempre el norte y con el paso del tiempo los hombre le conocen como estrella Polar.
Noa Hidalgo – 4º B
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