5 AÑOS/CASA GURBINDO/2018-2019

 

Los chicos y chicas de 5 años acudimos a Casa Gurbindo a realizar un taller de cocina saludable.

El viaje hasta allí fue de lo más emocionante, según algún niño dijo «viajar en el Gurbitren es mucho mejor que ir en autobús». Fuimos cantando y saludando a la gente que veíamos por la calle.

Al llegar allí, nos esperaba Raúl, y antes de entrar, nos explicó que los árboles nos cuentan historias, nos dicen qué hacer cuando hay una tormenta…los árboles son sabios, y si es centenario, como el que hay a la entrada de Casa Gurbindo, aún más.

Raúl nos habló de lo que son los alimentos “de temporada” y de la importancia de consumirlos. Además, nos adelantó qué nos íbamos a encontrar al entrar en la huerta de Casa Gurbindo.

Después, nos guió por la huerta, explicándonos cómo debíamos cortar los tomates para no dañar la planta, o en qué podíamos fijarnos para saber cuándo estaban listos para recoger. Y con sus explicaciones y nuestras ganas, fuimos llenando el cesto. De tomates, de calabacines…

Y pusimos nuestros sentidos en marcha, oliendo plantas aromáticas, poniéndoles nombre y cualidades con lo que Raúl nos contaba. Y fuimos observando los animales que nos íbamos encontrando en nuestro recorrido por las instalaciones.

Y una vez recogidos los productos para hacer nuestro rico pisto -¡sí, sí, hicimos un pisto!-, y tras pasar a lavarnos las manos como buenos cocineros y cocineras, Roberto nos esperaba en la cocina con un delantal listo para que nos lo pusiésemos.

Hicimos cuatro equipos y con una tabla de cortar, un cuchillo, un bol, y sus indicaciones, nos pusimos manos a la obra para preparar el pisto.

¡Todos queríamos cortar pimientos, tomates, calabacines…!. Y todos queríamos ayudar a Roberto a echar los ingredientes a la sartén (enoorrrrrme) que tenía al fuego. Y Roberto, al llegar con nuestro bol con lo que habíamos cortado, nos animaba a revolver. Y vaya qué bien que lo hacíamos.

Cuando todos los ingredientes estaban cortados y friéndose en la sartén, nos pusimos a recoger. Y es que, los buenos cocineros y las buenas cocineras, son muy limpios y muy limpias y dejan la cocina como estaba antes de empezar a cocinar ¡como los chorros del oro!.

Una vez recogido todo…¡Nos esperaba el pisto listo para comer!. Un pisto, que según una niña dijo: «está de lujo de bueno».

Y es que, -mamás, papás, abuelos, abuelas, hermanos, hermanas y todos los que estáis leyendo ésto-, no sólo el pisto estaba de lujo. La mañana fue de lujo y la atención y el cariño de Raúl y Roberto, fueron también un lujo.

¡Gracias por todo, chicos!.

 

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