Zoe y las piedras mágicas

Había una vez una niña muy valiente y simpática que se llamaba Zoe. Estudiaba en un internado porque sus padres tenían que trabajar.zoe Allí conoció a Laura, una niña muy lista que estaba en silla de ruedas.

Un día en clase el profesor les contó una leyenda sobre unas piedras mágicas, al que las encontrara se le cumpliría un deseo. Zoe pesó que si las buscaba Laura podría volver a andar.

En la misma clase estaba Verónica una niña presumida y egoísta que quería encontrar las piedras para hacerse la más popular.

Laura y Zoe fueron a la biblioteca a buscar información sobre las piedras pero no sabían que Verónica las estaba espiando. Cuando Laura cogió un libro de mapas se abrió una puerta secreta:

– ¡Zoe creo que hemos encontrado el camino! –exclamó.

Cuando empezaron a avanzar Verónica se coló detrás de ellas y la puerta se cerró de golpe. Por delante solo hay un laberinto. Zoe y Laura siguen avanzando, pero, Verónica gritó y asustó a las chicas.

-¡Verónica! ¿Qué haces tú aquí?

– Yo también quiero las piedras, pero ahora tengo mucho miedo. Si me ayudáis a salir del laberinto no pediré ningún deseo. Zoe y Laura aceptaron y juntas buscaron la salida del laberinto. Cuando la encontraron dieron con una sala y en el centro había un cofre. Zoe lo abrió y… ¡Las piedras mágicas! Las cogieron, cerraron los ojos y pidieron su deseo. De repente se volvieron a encontrar en la biblioteca.

– ¿Qué ha pasado? –preguntó Zoe.

– No lo sé –respondió Laura- pero mira y se puso de pie y empezó a andar.

– ¡Bravo! Las piedras han cumplido nuestro deseo.

Verónica comprendió que su deseo era una estupidez comparado con el de Zoe y Laura y arrepentida preguntó:

– ¿Puedo ser vuestra amiga?

Las chicas dijeron que sí y las trece convirtieron en buenas amigas gracias a las piedras mágicas.

Victoria Nerea González —3º B